March 26, 2025

Trump y la ruina de la democracia

Trump y la ruina de la democracia

 Artículo publicado en El Nuevo Día. Estados Unidos, desde su fundación en 1776 como la primera república democrática, ha caminado un corto tramo lleno de triunfos, expansiones, crisis, guerras internas y externas, y epidemias.

Sin embargo, y pesar de haber sufrido una sangrienta guerra civil, los principios básicos enmarcados en su Constitución y su defensa por el Estado de derecho nunca habían peligrado.

La democracia de Estados Unidos, con todas sus imperfecciones, siempre había sido un modelo para emular.

Donald Trump está arrastrando a su país a un tenebroso sendero rumbo a una confrontación de poderes constitucionales.

El choque más reciente con la judicatura fue escenificado por las deportaciones de emigrantes mediante la vía rápida. Amparándose en una ley del siglo XVIII, aplicable en tiempos de guerra, Trump deportó a cientos de venezolanos, violentando una orden del juez federal, James Boasberg, de paralizar la deportación y que regresara del vuelo.  

Trump atacó al juez tachándolo de “lunático de la izquierda radical” y pidió su residenciamiento. El juez fue nombrado por los presidentes Bush y Obama y confirmado en el Senado 96-0.

Los inmigrantes fueron llevados a las cárceles salvadoreñas del presidente Nayib Bukele, líder autoritario colaborador de Donald Trump.  Las tenebrosas cárceles ahora son financiadas y patrocinadas por Estados Unidos.

Debido a la inexistencia de listas o de un proceso de ley, dos de los prisioneros fueron devueltos debido a que uno no era venezolano y el otro era una fémina.

Trump ha sido fiel y coherente con sus objetivos. Ha sido consistente en sus elogios a dictadores y expresiones de admiración por los regímenes autoritarios. Su velocidad asombrosa en implementar sus planes lo han llevado a autodenominarse “el mejor de toda la historia presidencial de Estados Unidos”.

Su avalancha de órdenes ejecutivas de cuestionable legalidad ha violentado decisiones judiciales y leyes vigentes. Está ejecutando un plan perfectamente planificado que amplia los poderes presidenciales.

Contrario a como estaba conformado en su primer mandato, en esta ocasión está rodeado de aduladores que no cuestionan sus directrices, y valiéndose de amenazas ha logrado domesticar a los congresistas, quienes  aceptan la rendición y traicionan sus obligaciones fiscalizadoras.

Trump pretende poner fin a la ciudadanía por nacimiento, congelar fondos aprobados por el Congreso, despedir a inspectores generales y personal de agencias independientes, eliminar regulaciones ambientales, perseguir a personas por razones ideológicas, desmantelar agencias creadas por el Congreso, acosar a empresas y bufetes de abogados, castigar a las universidades por diferencias ideológicas, eliminar respaldo a investigaciones científicas, despojar a Prensa Asociada  de sus credenciales por no reconocer el “Golfo de América”,  incurrir en conflictos de intereses y apoderarse personalmente del principal centro cultural de la capital.

En el plano internacional, pretende adquirir Groenlandia, retomar el Canal de Panamá, anexar Canadá y romper las alianzas con los aliados de la OTAN.

“Trump está reorganizando la estructura constitucional del Gobierno a través de mecanismos que no prevén ninguna responsabilidad ni trasparencia, lo que desafía nuestras normas y compromisos democráticos. Se está resistiendo abiertamente al significado claro de las leyes”, señaló Jessica Silbey, profesora de Derecho en la Universidad de Boston.

Trump citó a Napoleón en su red social: “Quien salva a su patria no viola ninguna ley”.

¿Quién determina que está salvando a la patria?

Estas confrontaciones ponen en peligro el equilibrio de las tres ramas del poder que ha caracterizado la democracia de Estados Unidos por casi doscientos cincuenta años.

Más de 1000 académicos de Derecho de Estados Unidos firmaron una carta en la que apuntan: “La ley no es lo que el señor Trump diga que es. Él no es un rey”.

El politólogo de Harvard, Steven Levitsky, comparó a Trump con otros líderes autoritarios como Chávez, Orbán y Erdogan: “Nunca he vista nada igual. Observamos estos casos comparativos en el siglo XXI. Y, en muchos aspectos, esto es peor. Estos dos primeros meses han sido mucho más agresivamente autoritarios que casi cualquier otro caso comparable que conozco de retroceso democrático”.

Para el expresidente de España, Felipe González, Trump va a ser la ruina de Estados Unidos. Lo define como un “ignorante que no está consciente de su ignorancia”.

El futuro de la democracia más antigua está en manos de su Tribunal Supremo: o colapsa la república o sale fortalecida.