Las explosiones de gas

Artículo publicado en El Nuevo Día.
El pasado 21 de noviembre se conmemoró el 28 aniversario de la explosión de gas ocurrida en el pueblo de Río Piedras que cobró la vida de 33 personas y dejó heridas a 69. El accidente se convirtió en la tragedia más sangrienta de este tipo sufrido en la historia del país.
Fue causado por un escape de gas de la línea que pasaba frente a las tiendas de zapatos y oficinas centrales de Humberto Vidal. El multipiso colapsó por el impacto de la explosión y afectó edificios aledaños.
La explosión no tuvo mayores consecuencias en el concurrido Paseo de Diego de la década del noventa por la hora en que ocurrió, temprano en la mañana.
Las imágenes de la destrucción, los muertos y los heridos marcaron emocionalmente a una generación.
El pasado mes de octubre una persona falleció como resultado de la explosión de tanques de gas que usaba en su residencia de la urbanización Encantada en Trujillo Alto.
En 2021 otras dos personas fallecieron como consecuencia de una explosión de gas en su residencia, en Mansiones de los Artesanos, en Las Piedras.
Este tipo de tragedias estremecen a otras comunidades en el mundo.
En 2023, en la ciudad de Marsella, murieron cuatro personas al derrumbarse un edificio de cuatro plantas, situado en un barrio del centro de la ciudad francesa. La violenta explosión fue causada por un escape de gas.
En 2022, en Cuba, fallecieron 45 personas y un centenar fueron heridas como resultado de una explosión registrada en el Hotel Saratoga, en el corazón histórico de la Antigua Habana. El hotel se encontraba en reconstrucción y una fuga de gas causó el siniestro.
Madrid también ha sido escenario de explosiones por escapes de gas. Una ocurrida en 2022, en un inmueble de cuatro pisos en el céntrico barrio Salamanca, Madrid, dejó un saldo de 2 muertos y 18 heridos. La causa fue un escape de gas por unas obras de plomeria.
Ese mismo año otra explosión, en un inmueble perteneciente a la iglesia La Paloma, residencia de religiosos ubicada en la calle Toledo en la capital española, les costó la vida a otras cuatro personas, incluyendo a un sacerdote. La causa fue también un escape de gas.
En 2021, en el estado mexicano de Puebla, la explosión de un gasoducto le quitó la vida a una persona e hirió a catorce. Se originó en una toma clandestina para robar combustible.
Como consecuencia de la tragedia de Río Piedras de 1996, la National Transportation Safety Board (NTSB) en Washington emitió un informe en el que responsabilizó a la San Juan Gas, Inc., subsidiaria de la desaparecida Enron, Corp., de no haber supervisado a sus empleados para que se aseguraran de que se corrigiesen condiciones inseguras, y de la falta de adiestramiento a su personal. También responsabilizó a la Comisión de Servicio Público (CSP) de no haber regulado y supervisado a la San Juan Gas efectivamente.
Si bien la San Juan Gas ha continuado implementando las directrices de la agencias reguladoras federales y locales para poder proveer un servicio más seguro, el uso del gas no se limita a las líneas soterradas.
El aumento de la utilización de gas licuado en las residencias, en respuesta a las altas tarifas de energía eléctrica, resalta la necesidad de una reglamentación más estricta.
El gobierno debe reglamentar y fiscalizar la instalación, mantenimiento y uso del gas licuado en las residencias y los negocios. En el caso de líneas de gas, se debe reglamentar que la proveedora realice obligatoriamente una inspección anual y, de no realizarla, suspender el servicio (como es el caso en Madrid).
Conmemorar los eventos de la tragedia de hace 28 años debe servir para concientizar a la ciudadanía del peligro que representa este fluido letal, cuya fatalidad puede ser causada por vecinos o estructuras sin mantenimiento.